La contabilidad se ha definido como un sistema de información que sirve para
representar una "imagen fiel" de la situación y la evolución del patrimonio
empresarial. La
contabilidad, además, permite posteriores análisis, tendientes a estudiar
variables como la solvencia o la rentabilidad, conceptos que se explican más
adelante.
Podemos afirmar que la información, para que sea útil a la toma de
decisiones, debe cumplir una serie de requisitos:
Claridad: Normalmente, la información contable es entendible para aquellos que
no son contables, si se expresan en los términos en que la normativa contable
obliga a hacerlo. Ahora bien, si llegamos a convertirnos en expertos, no sólo
seremos capaces de facilitar a cualquier interesado la comprensión de las
cuentas, sino que se volverá más asequible la información contable facilitada
por otras empresas. Además, posiblemente, también tendremos cierto margen para
ocultar o desvirtuar información, pues la situación económico-financiera no es
algo perfectamente definido.
Relevancia: En la contabilidad no se registra todo lo que sucede en la empresa
sino sólo aquello que les sirva para tomar decisiones a las personas que
consultan la información elaborada. Solemos expresar esta idea diciendo que sólo
se informará de los “hechos contables”. Por ejemplo, si un aprendiz y un capataz
se odian o si el despacho del director tiene determinada decoración, puede ser
que dichas circunstancias acaben repercutiendo en el desempeño mercantil
(rentabilidad, básicamente), pero no son hechos contables.
Oportunidad: Por la necesidad de ser útil, la información debe ser suministrada
en el momento en que se necesita o antes de que se vaya a necesitar. Por eso,
como veremos, hay toda una serie de reglas que establecen en qué periodo se
considera ocurrido un hecho contable, cada cuánto tiempo se debe informar y en
qué plazo se deben rendir cuentas.
Comparabilidad: Para que la información sea más clara y fácil de comprender, se
establece que todas las empresas deberán formular sus cuentas con el mismo
formato. Además, una misma empresa debe ofrecer una información que sea
comparable entre periodos consecutivos. Por ejemplo, se necesitará saber si el
negocio es cada vez menos rentable o si la empresa está cada vez más endeudada,
etc… para ello, los métodos contables de cada empresa para el ejercicio actual, tienen que ser básicamente los mismos que para los anteriores.
Economicidad: Una de las ideas que más claro tiene la economía moderna es
que la información tiene un costo, como recurso que es. Esta característica fue
lo bastante importante como para justificar el principio contable denominado
"importancia relativa", que establecía la posibilidad de agrupar por conceptos y
por fechas y, en general, vulnerar otros principios contables cuando la
repercusión de esta omisión no fuese cuantitativamente relevante. Hoy este
principio se ha sustituido por el de "integridad". En la elaboración de cuentas,
se usará una metodología que aspira a poder ahorrar costos al empresario. Los
métodos actuales promueven la claridad, comparabilidad y relevancia, de forma
que nadie pueda faltar a sus obligaciones contables alegando un costo excesivamente caro en la elaboración de la contabilidad.
Fiabilidad: Pero la técnica contable no puede hacer milagros, es decir, puede
facilitar a la empresa la elaboración, pero no puede garantizar a terceros que
sus informaciones sean ciertas o correctas. Puede haberse utilizado bien la
técnica, pero con datos imaginarios, muy distintos de los verdaderos Ni siquiera el hecho de que sea
obligatorio su depósito y estén legalizados los libros certifica que el contable
esté informando correctamente o que los documentos que se le facilitan sean
auténticos y completos. por esto es de suma importancia la veracidad de los mismos y su confección de acuerdo con normas contables que permitan su certificación.
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