Mientras la empresa tenga suficiente dinero para pagar sus deudas de este año, se puede decir que cuenta con amplia liquidez financiera.
El índice de liquidez o de solvencia a corto plazo es un índice que indica la posibilidad que tiene una compañía de convertir activos en dinero en efectivo, o su capacidad para obtener efectivo y cumplir así con las obligaciones corrientes.
La información sobre las fechas esperadas de realización de los activos y pasivos es útil y necesaria para evaluar la liquidez de una entidad, debiéndose resaltar que la liquidez aplica al corto plazo, es decir, a períodos de un año o menos.
El índice de liquidez, también conocido como razón corriente o circulante, no debe confundirse con el ratio de solvencia, que comprende tanto a los activos corrientes y no corrientes como a los pasivos corrientes y no corrientes. Puede que una entidad sea solvente, pero que sin embargo presente problemas de liquidez debido a la estructuración de sus activos corrientes y no corrientes, o respecto a las deudas contraídas a corto plazo.
¿Para qué sirve el índice de liquidez?
Un aspecto importante para analizar la liquidez de una compañía, es qué tan convertible en efectivo son los activos corrientes y qué tan exigibles son los pasivos. Ello dependerá en buena medida de la naturaleza del sector donde esté ubicada la empresa.
Las deudas a corto plazo o circulantes están garantizadas por todos los valores del activo corriente, constituyendo tales valores las disponibilidades inmediatas o la posibilidad de convertirse en ellas en un breve lapso, razón por la cual son considerados el soporte para los pasivos circulantes.
El activo corriente, a través de la realización del ciclo económico de la empresa, deberá producir el numerario necesario para que con esto se paguen oportunamente las deudas corrientes, y así demostrar la solvencia a corto plazo de una organización.
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